¿Quién no se ha sentido, al menos una vez en la vida, fuera de lugar? Quizás la razón de este sentimiento reside en una decisión, en la capacidad que tenemos para decir: «sí», o «no». A veces uno puede verse implicado en situaciones inesperadas e incómodas, cuando toma partido en un plan que otra persona a propuesto. Desde pequeños nos han dicho que hay que aprovechar las oportunidades y los momentos, pues nunca sabemos qué nos van a deparar. Sin embargo, deberíamos tener en cuenta lo que realmente sentimos: escuchar nuestra voz interior y discernir entre lo que nos gustaría hacer y lo que accedemos a hacer porque nos comprometen a ello. De esta forma dejaríamos de sentirnos mal al decir: «no», y aprenderíamos a disfrutar más de la infinidad de opciones que se nos presenten. Elegir es una capacidad que tiene el ser humano para llegar a un estado de bienestar propio. Si nos encerramos en la idea de “quedar bien” estaremos esclavizándonos con las ideas ajenas, bloqueando así nuestro desarrollo personal.

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